A veces... es mejor no escribir

A las cosas que no entiendo les pongo como etiqueta una mentira. A todo aquello que acaricia mi comprensión simplemente no le tomo importancia. Pero eso que llama mi atención es lo que entiendo sin comprender, lo que acaricio sin tocar, lo que miro sin observar, lo que llueve sin mojar, lo que escribo sin pensar.

A la palabra mal dicha le pongo un nombre para que suene bien y a los sueños les doy un cuerpo y sean reales. A todo lo que digo acompaño con falacias para satisfacer a los demás; pero es más sencillo vivir mintiendo a vivir una mentira. Lo real es irrisorio y lo poco que me da risa me hace también llorar, lo poco de tierra que queda se está convirtiendo también en mar, lo poco que esperé por ella se convierte en eternidad.

Los días pasan y no esperan por ti, las cosas cambian y te cambian a ti, la muerte nos aguarda y nos espera el fin. No sé qué es lo que pasará mañana pero sé que será digno de ponerlo por escrito, al menos, para tener en el futuro un pedazo del pasado. Me gusta recordar y a veces soñar, también caminar y a cada segundo contar. Mi memoria es un templo que tiende a crecer y mis recuerdos son el ejemplo de lo que llegué a ser.

19 setiembre, 2004