Venadormir

~ ~
Cama, no me llames ahora,
*pero debes venir, abrigo vuelve,
no me llames carajo, no ves que no bostezo,
*no ves que no tengo ojos, duerme ahora,
es temprana la noche, no pienso dormitar con los ojos abiertos,
*no pienso enfriar el aire con bostezos,
ya sabes que sobran,
*por eso mismo, no pienso obligarte a dormir,
bien hecho, campo de almohadas,
*no te burles sonámbulo, no amaneció aún,
no reniegues que no eres morfeo,
*pero soy tú y de repente aún más feo,
no insultes el espejo, no retrata la verdad,
*no niegues tu sueño, bostezas dormitar.
No pienso dormir,
*no pienso acabar,
no pienso escucharte,
*no pienso abrigarte,
no pienso blablabla,
*ya lo sabemos la almahada, frazada y tu esclavo,
la cama que no se calla,
*esa misma, despierto por capricho,
pero no me duermo...
*qué terco eres
he dicho.

III: Mortandad y magia

~ ~

Se le dio muerte,
pero antes;

Estaba aún en pie,
golpeando el viento con su respirar violento
a grandes bocanadas se aferraba al mundo
aunque el mundo lo soltara de a poco.

Fue terrible.
El hombre perdió en su rostro
rastro de humanidad
y en sus ojos
el don de mirar.

Dio pasos pocos e interminables
arrastrando sus harapos a través del campo,
los hacedores del dolor fueron amables
y le permitieron el llanto:
¡Llora infeliz
culmina tu día!

No hubo piedad.
Le fue quitada toda herramienta
al carpintero de las hojas
y golpeado hasta el núcleo,
fue atado a la desesperación
e insultado sin palabras.
Le fue ignorado su derecho a la sonrisa
y finalizado su castigo a estar a vivo.

Cuando la tarde enrojeció,
el débil fue llevado a la hoguera,
mil miradas cercenaban su orgullo,
mil llamas esperaban su carne,
mil minutos antes él tenía su mirada intacta.

Y ocurrió.

El maltrecho fue lanzado a la flama
y los gritos bañaron el dolor
con un cádiz de terror
que nadie supo entender
excepto el atormentado.

Cuando la noche apagó la tarde
y la lluvia el fuego,
el círculo de asesinos seguía espectando
creyendo haber acabado el mal.

Cuando me levanté y los vi mirando,
sólo les pregunté:
"¿Saben que un poema es eterno?
no muere con el tiempo".
El círculo del tiempo comenzó a girar,
de nuevo se alzaron y corrieron a atacarlo.

¿Saben cómo matar un poema?
Corrieron jadeando y respiraban ira, obviando el aire,
¿Saben cómo?
Cuando se le iba a dar muerte
yo comencé a terminar:
"Matando al poeta."
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Y Pedro Pablo Pico Pérez
frunció el cejo y me dijo animoso:
"Ahora yo te salvé
¿A qué poema te llevo?"
"A uno gracioso amigo,
en los dos anteriores casi morimos."

Y el mago
nos desapareció a los dos.

Salmo 23

~ ~
El Señor es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar: Junto a aguas de reposo me pastoreará.

Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque Tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Aderezarás mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores: Ungiste mi cabeza con aceite: mi copa está rebosando.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida: Y en la casa de Dios moraré por largos días.
~ ~

A medio mundo le gustan los perros; pero hasta el día de hoy nadie sabe qué quiere ...........decir guau.

Mafalda

Asonando, asoñando

~ ~


Se supone que era de día
pero vi todas las ventanas cerradas
se supone que había gente
pero sólo vi espejos regados sin suerte
se supone la vida
pero no se razona el por qué,
se asume que es
pero no queremos saber,
era tan de día
que recuerdo olvidar la noche,
era tanto el silencio
que recuerdo haber olvidado mi voz.

Suspiré un poco e inventé la guitarra,
haciendo melódico el silencio
comencé a tocar el viento como el piano de la soledad,
me hundí en la oscuridad siendo mirado por nadie
y aunque estaba seguro que esto era ilusión
bostecé un poco para burlarme del sueño
que burlándome a su vez,
me despertó en medio de la madrugada,
escuché muchas risas y mi cama flotando en un escenario,
me paré sin vergüenza y sonrei,
la oscuridad me rodeó y una melodía tiritó,
me senté en la silla del tiempo
y a golpes quise salir rompiendo las paredes
que sólo atinaban a sonar
y la gente rió,
así que me alcé y cogí en el aire la melodía
que lejos de silenciar me acompañó a la locura,
haciendo de aquel sueño
un vértigo que no murió en bostezos...

...saltó a la escritura.

El poder de la mente

~ ~

IMAGINA que estás en un desierto,
¿Qué haces?...
IMAGINAR que estoy en una isla.

y

Te mando flores

~ ~
Me dijeron que una canción romántica era para el que pendía del hilo de la miel, que un sentimiento demostrado para el débil de orgullo, que un te amo en público para el iluso enamorado. Me dijeron que el amor es la más bella estupidez y que todo lo que uno haga por una mujer es cursilería si uno lo hace sin motivos prácticos.

Entonces, que así sea.



No suena. Es.

~ ~

La música no es el sonido que palpita en tu oido a todo volumen... son tus pies moverse, tus manos bailar, tu cuerpo tiritar y tus ojos ver en la pared un video que no existe... pero se está descargando en tu ojos.

y

II: Punto previene problemas poéticos

~ ~

Fue increible... ¡lo hubieras visto!

Pedro Pablo Pico Perez estaba muy atrás y no pudo ver nada
pero escuchaba a la gente gritar,
a las mujeres murmurar,
sentía los aplausos
y sabía que era mucha gente,
casi tanta para decir demasiada.

Pedro acostumbrado a los días tranquilos de verano,
no supo entender el por qué de la bulla,
la gente pasaba a su costado sin notar su presencia,
la bulla recorría su cuerpo
y él escuchaba todo...
pero fiel a su ceguera de nacimiento
supo mantener los ojos guardados.

Pablo era el tipo que no hablaba con nadie,
prefería saber qué pasaba
y soltar una palabra justa,
decir una frase precisa...
era querido en el pueblo
pero ignorado a la vez,
era de esos que con pocos movimientos
te sorprende
de esos que son ciegos
pero te analizan
de esos que no existen
excepto cuando los conoces.

Pico era el hombre que no tenía nombre,
pues siempre se presentaba con algún sobrenombre
para ocultar su chiste llamado nombre
y de esa forma prodigarse como un recuerdo pobre.

Pérez era feliz con un lápiz,
una hoja verde de menta
y un lugar lejano donde nadie lo joda,
pues creia en el principio de la soledad:
"Mientras más me alejo de todo,
más me acerco a mi mismo,
mientras más callo la bulla exterior
mejor conoceré mi melodía interior".

Y así el estúpido Pedro Pablo Pico Pérez
vivió días siendo en su mente superior
ante la propia burla de saber que no lo era,
pero sí era ciego, tartamudo y cojo de nacimiento...
hasta aquel día que llegó la bulla a la ciudad de las luces,
él fiel a escuchar, se enredó entre mil voces...
hasta que logró escuchar el origen de la distorsión:

Es increible
¡MIREN!
gritaba un tipo de voz gruesa,
que era rodeado de mucha algarabía,
el buen Pedro se hizo paso entre la gente
al paso que sabía, con el bastón en frente y la mirada baja
para ocultar sus ojos torpes y vanos,
llegó hasta el origen de la bulla y se sentó en la tierra,
escuchando hazañas y proezas humanas
que la gente aplaudía ni bien culminaba una,
se escuchaban monedas y
y al comenzar otra
se apagaban las palabras.

Cogió un lápiz de su bolsillo agujereado pero aún servible,
y comenzó a escribir en una hoja arrugada y de color negra,
alguien a su lado de reojo husmeó y le dijo:
Amigo, estás esribiendo de color negro en una hoja negra,
nuestro Pérez le contestó amablemente: Cuando no sepas de colores, verás cuan igual es el día y la noche.

Al acabar de resonar el último aplauso de la última persona, del último grupo de la última fila de las formadas improvisadamente en aquel terral de la villa de los Salvadores. Pedro Pablo Pico Pérez se levantó del suelo y dijo en su serena voz chillona, pero tan fuerte que no hubo oido que no supiera de su palabra aquel domingo:
"Señor mago... nos ha hablado hoy de magia."

El mago sin dejarlo terminar
y haciendo gala del mal gusto de su boca:
"En realidad no hablé de magia, la hice... para aquellos ojos que pudieron verla."

El insistente Pablo siguió sin inmutarse:
"¿Pero no es verdad que la magia es universal? ¿cómo puede usted desaparecer algo que ya está oculto a los ojos?"

Amigo escaso de la providencia de las luces, no es mi intención ser reconocido por todos, si el pueblo me aplaude y puedo comer hoy, habré cumplido mi cometido, si el resto del mundo ajeno a esta villa y este domingo no pudo ver mi magia hoy yo de todas formas habré cumplido mi cometido, si usted es de los pocos que no aplaude, aún así... habré cumplido mi cometido.

Pico no tenía ya la inservible vista baja sino que la alzó y dijo:
"No es mi intención ofender su trabajo señor ilusionista, pero no me parece correcto que habiendo hecho nada pueda llevarse dinero que fue trabajado haciendo mucho. ¿Si yo logro desaparecerlo delante de todos, enseñará ud. sus trucos y devolverá el dinero que le fue dado?"

El mago rio burlando la propuesta
pero por curiosidad respondió:
Desaparéceme y te enseñaré a desaperecer la villa entera.

La gente murmuraba preocupada y otros en tono de burla
por la contienda del mago y el ciego,
la gente disfrutaba el domingo
viendo al David de turno luchar con Goliat.

Pedro dijo algo último:
Señor mago, mire las estrellas.

Es de día, ciego.

Pero están ahí, que no las pueda ver no significa que no existan, mírelas.

Tartamudo, acaba tu jornada.
Mire sus manos señor mago, capaces de desaparecerlo todo, excepto las mentiras y las carteras robadas el día de hoy.

La gente exclamó al unísono y sin esperar mucho se escucharon las primeras quejas y reclamos... dos tipos corrieron alejándose de la villa...
la gente quedó pasmada
hubo magia en sus bosillos y faltaban cosas.

Al mago le recorrió una notoria gota de sudor por el rostro en aquel domingo de invierno
y Pedro Pablo Pico Pérez exclamó sus palabras mágicas:

...

El mago evitó cualquier palabra y se abalanzó sobre él ante las miradas de la gente que no hacían más que mirar inertes: "Ciego, a ver desaparece mi furia?... a ver... desaparéceme... a ver... desaparece este cuchillo en tu vientre". La gente gritó leónicamente y todos se abalanzaron sin medir la consecuencia del arma cerca de nuestro amigo, el filo se apersonó, estaba a punto de enrojocer aquel domingo...

Y Pedro dijo:

Yobber, acaba el poema.

Y la villa entera desapareció.

I: Tangente onírica

~ ~
-Hola- le dije casi susurrando para que mi voz no escupa su chillido habitual, -hola Yobber- me respondió con la naturalidad de alguien que creer saludar a alguien conocido. Miré de nuevo y era sólo un espejo, quebrado en la esquina superior después de algún temblor pasado... o en ausencia de alguna pared suicida contra mis manos. Cojí el Jhonnie Walker y me lo serví en una taza de las que uso para tomar café, bebí contento una noche entera. Al despertar olvidé por qué me sentí mal la noche anterior... pero el whisky en la mesa de noche aún restaba un poco de aliento, así que me serví el que pensé el último vaso y alegre escribí:

Tres, dos, uno,
destrucción,
el Ares del universo de papel,
el amante del sexo que no entiendes,
el suicida anónimo
y el perfecto torpe.

Dos, uno,
fascinación,
por las gotas de lágrimas que bebes,
en la taza del café que no tiene
pero que está lleno de licor,
para ver si así me crees;
sí te creo, ilusión.

Uno,
y me abrazo a la pared
para que me abrigue con su frío
porque con mis manos iba congelando al viento
que de verano se hizo invierno en mis dedos,
que de paraiso
me culpó de ser infierno.

No me dejes, razón,
no abandones, logrador,
no te rindas, insistente,
no te marches, etérnico.

Miro la botella que dejé intacta por tantos años y que ahora me atrevía a ahogar en mi garganta, miro las paredes que me miraban con igual frialdad, miro mis letras regadas por las paredes y no recuerdo haber sido yo el autor... miro el cielo... pero el techo me responde: No te dejaré verlo hoy. Así que me hundo en el piso y busco otra salida a mi cárcel de cemento.

Camino por entre paredes que ayer me abrigaban
y ahora aprisionan lo que deseo,
escapar y volver,
pero saben que si escapo no vuelvo,
saben que si se convierten en puerta
habrán transformado el hogar en hoguera.

Mis letras crean caminos y escarban
creyéndose dueñas de mis recuerdos,
pero ilusas ellas no recuerdan
que hace tiempo enterré mis muertos,
donde nacen los ayeres,
donde no existen los nuevos.

Al fin encuentró un punto flaquear
y la convierto en coma,
tras una pausa... corro...
y dejó atrás esas estúpidas paredes
que riéndose gritan atrás: Yobber.

Y mi nombre está regado en mil hojas que bañan el cuarto de ese rojo que no recuerdo haber escrito, son las seis de la mañana o al menos eso indica el reloj, porque el cielo aún azulece como la más oscura de las noches. Me atrevo a escribir mi nombre en mi brazo y compruebo la igualdad de las recién nacidas letras con las ya muertas en hojas. Y me sirvo otro taza de whisky.

Y así corrí tanto
que no recuerdo haber ido nunca tan lejos,
así bailé en el llanto,
que el suelo era mi reflejo.

Cuando dejé atrás los miedos,
recordé que nunca supe el camino de regreso,
así que sólo me detuve
y conté los latidos,
eran tantos que fácilmente era un goteo,
eran tantos que dificilmente eran humanos,
eran tantos que nunca escuché tan pocos en mi.

Cuando el silencio lo era todo
grité a los cuatro vientos: ...
y nadie me escuchó.

Cuando la desesperanza se sentó en mis piernas,
me confundí entre sus cabellos y me volví loco,
cuando ella giró su palabas y me dijo:
"eso es un mal chiste"
regresé a mis paredes... de a poco.

Y el reloj me ticteaba impaciente, así que en el baño mojé mi rostro y dejé la barba a su albedrío, total, hoy nadie vendría a verme, total, hoy a nadie voy a ver. Así que incliné la botella y la sedienta taza de café se puso a llorar cuando la secura de la primera le dijo: "Hasta aquí nomas." Así que saqué la cabeza por la ventana y dije como en los buenos tiempos: "Ahhhhhhhhhhh": la gente en la calle motivó sus miradas tanteando ventanas pero para cuando se acercaron a la mia ya yo había entrado, así que encendí la radio y me emborraché de Muse y su "Feeling good".

Y fue así como muchas cosas pasaron

en m icabeza

pero ninguna tuvo importancia relativa,
ni tuvo fórmula, ni tuvo pasos.

Ninguna fue, ninguna será,
ninguna es, ningunas.
Así fue como solté un determinado manojo de desorden
para simplemente escupir letras que sobraban tanto
que de haberme quedado con todas ellas
me habría embrigado de estupidez,
así fue como para no matarme con un lapiz en el cuello
maté cuatro hojas
usando el punto, se suicidan versos.

Así fue como todo me fue bien,
comenzando porque no dejé que las cosas fueran mal,
ya que obvié un mal final
simplemente poniendo fin.

Y recordando que aunque esta noche de madrugada duerma tanto que no recuerde este ayer...
mañana será un ayer mejor, reemplazando este mal día... canjeándolo por un hoy.

Así dejé la taza en su lugar, apagué las luces, tapé la botella de licor que llena estaba, me hundí en el silencio de la madrugada y abrazado a la almohada deformada me dije: Buenas noches... y el espejo, siempre atento a mi saludo, contestó: Buenos días. Apagué el despertador... y seguí durmiendo... total... era domingo. Total, ya estaba dormido.

 
© 2009 - El Feliz Invierno
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