I: Tangente onírica

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-Hola- le dije casi susurrando para que mi voz no escupa su chillido habitual, -hola Yobber- me respondió con la naturalidad de alguien que creer saludar a alguien conocido. Miré de nuevo y era sólo un espejo, quebrado en la esquina superior después de algún temblor pasado... o en ausencia de alguna pared suicida contra mis manos. Cojí el Jhonnie Walker y me lo serví en una taza de las que uso para tomar café, bebí contento una noche entera. Al despertar olvidé por qué me sentí mal la noche anterior... pero el whisky en la mesa de noche aún restaba un poco de aliento, así que me serví el que pensé el último vaso y alegre escribí:

Tres, dos, uno,
destrucción,
el Ares del universo de papel,
el amante del sexo que no entiendes,
el suicida anónimo
y el perfecto torpe.

Dos, uno,
fascinación,
por las gotas de lágrimas que bebes,
en la taza del café que no tiene
pero que está lleno de licor,
para ver si así me crees;
sí te creo, ilusión.

Uno,
y me abrazo a la pared
para que me abrigue con su frío
porque con mis manos iba congelando al viento
que de verano se hizo invierno en mis dedos,
que de paraiso
me culpó de ser infierno.

No me dejes, razón,
no abandones, logrador,
no te rindas, insistente,
no te marches, etérnico.

Miro la botella que dejé intacta por tantos años y que ahora me atrevía a ahogar en mi garganta, miro las paredes que me miraban con igual frialdad, miro mis letras regadas por las paredes y no recuerdo haber sido yo el autor... miro el cielo... pero el techo me responde: No te dejaré verlo hoy. Así que me hundo en el piso y busco otra salida a mi cárcel de cemento.

Camino por entre paredes que ayer me abrigaban
y ahora aprisionan lo que deseo,
escapar y volver,
pero saben que si escapo no vuelvo,
saben que si se convierten en puerta
habrán transformado el hogar en hoguera.

Mis letras crean caminos y escarban
creyéndose dueñas de mis recuerdos,
pero ilusas ellas no recuerdan
que hace tiempo enterré mis muertos,
donde nacen los ayeres,
donde no existen los nuevos.

Al fin encuentró un punto flaquear
y la convierto en coma,
tras una pausa... corro...
y dejó atrás esas estúpidas paredes
que riéndose gritan atrás: Yobber.

Y mi nombre está regado en mil hojas que bañan el cuarto de ese rojo que no recuerdo haber escrito, son las seis de la mañana o al menos eso indica el reloj, porque el cielo aún azulece como la más oscura de las noches. Me atrevo a escribir mi nombre en mi brazo y compruebo la igualdad de las recién nacidas letras con las ya muertas en hojas. Y me sirvo otro taza de whisky.

Y así corrí tanto
que no recuerdo haber ido nunca tan lejos,
así bailé en el llanto,
que el suelo era mi reflejo.

Cuando dejé atrás los miedos,
recordé que nunca supe el camino de regreso,
así que sólo me detuve
y conté los latidos,
eran tantos que fácilmente era un goteo,
eran tantos que dificilmente eran humanos,
eran tantos que nunca escuché tan pocos en mi.

Cuando el silencio lo era todo
grité a los cuatro vientos: ...
y nadie me escuchó.

Cuando la desesperanza se sentó en mis piernas,
me confundí entre sus cabellos y me volví loco,
cuando ella giró su palabas y me dijo:
"eso es un mal chiste"
regresé a mis paredes... de a poco.

Y el reloj me ticteaba impaciente, así que en el baño mojé mi rostro y dejé la barba a su albedrío, total, hoy nadie vendría a verme, total, hoy a nadie voy a ver. Así que incliné la botella y la sedienta taza de café se puso a llorar cuando la secura de la primera le dijo: "Hasta aquí nomas." Así que saqué la cabeza por la ventana y dije como en los buenos tiempos: "Ahhhhhhhhhhh": la gente en la calle motivó sus miradas tanteando ventanas pero para cuando se acercaron a la mia ya yo había entrado, así que encendí la radio y me emborraché de Muse y su "Feeling good".

Y fue así como muchas cosas pasaron

en m icabeza

pero ninguna tuvo importancia relativa,
ni tuvo fórmula, ni tuvo pasos.

Ninguna fue, ninguna será,
ninguna es, ningunas.
Así fue como solté un determinado manojo de desorden
para simplemente escupir letras que sobraban tanto
que de haberme quedado con todas ellas
me habría embrigado de estupidez,
así fue como para no matarme con un lapiz en el cuello
maté cuatro hojas
usando el punto, se suicidan versos.

Así fue como todo me fue bien,
comenzando porque no dejé que las cosas fueran mal,
ya que obvié un mal final
simplemente poniendo fin.

Y recordando que aunque esta noche de madrugada duerma tanto que no recuerde este ayer...
mañana será un ayer mejor, reemplazando este mal día... canjeándolo por un hoy.

Así dejé la taza en su lugar, apagué las luces, tapé la botella de licor que llena estaba, me hundí en el silencio de la madrugada y abrazado a la almohada deformada me dije: Buenas noches... y el espejo, siempre atento a mi saludo, contestó: Buenos días. Apagué el despertador... y seguí durmiendo... total... era domingo. Total, ya estaba dormido.

3 Dudas, opiniones o reclamos:

Nell dijo...

sólo una frase... si fueras idiota, el lápiz ya habría encontrado un lugar en tu cuello. Suerte que no lo eres.

Beso amor.

Karol_a dijo...

Buen escrito, mucha originalidad en tus letras, me ha gustado mucho.
Hila Yob, un beso.

Yobber Gut Vas dijo...

Nell: Mucha razón que a veces ignoro aniñadamente con afán de inmerecer lo que deseo y tengo...
Pero que bueno que lo tengo xD, amor. Beso.

Karol_a: Es bastante abstracto, pero qué bueno que se dejó entender, jaja, a veces exagero tratando de salirme de la línea, es bueno liberarse en letras y me encanta hacerlo, corrompiendo las palabras, versos, ritmos. Trataré de hilar más y mejores cosas. Un beso.

 
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