Siempre corriendo

Allá en el jirón
de conocido nombre
habita el ladrón
que se cree hombre.
Roba a unos cuantos,
roba algunos otros,
corre sin espanto
feliz como un potro.
No le importa jalar,
mucho menos cortar
con tal que sea un cartera
lo que se ha de llevar...
Corre el condenado,
rumbo fijo no tiene,
huye apresurado;
la policía viene.
Amanece sin sorpresas
las calles estan negras,
el humo es asfixiante,
la ciudad está sin reglas
y el bullicio es constante.

Allí aprovecha el ratero,
fija la vista
cual punto cero;
analiza y cuestiona
lo que tiene de bueno,
se decide a seguir,
jalar y llevar.
Termina corriendo,
cada paso una risa,
deja atrá vergüenza,
ira y malicia.
Un insulto
es escuchado a lo lejos
pero el ya corrió aun más lejos.
Deja de correr, comienza a trotar,
ve una tienda, se detiene;
una gaseosa es lo que quiere,
su nueva cartera abre
y sólo documentos tiene,
lo lanza lejos el condenado
y sale enfurecido,
camina más rápido,
observa algo;
comienza a trotar
y ustedes saben:
de ahi a correr
... y luego robar.