Desapareciendo en palabras

Ahhhh.

¿SILENCIO?

No, solo es el momento justo para llenar el vacío con palabras, con música, para dormir y despertar, para escuchar lo que dice el resto y morir sin testigos, nada más.

¿MÁS?

No, ya se acaba la última pastilla, aunque quisiera ya no alcanzan las ilusiones, solo me queda esperar las convulsiones y sonreir por lo estúpido que soy mientras me sumerjo en mis convivicciones.

¿CONVICCIONES?

Ya sabes, esos leitmotiv que te arrastran al siguiente tic, para que muchas cosas malas te golpeen en la cara, mientras esperas ansioso el tac del reloj, mientras sudas angustiado por el siguiente sonido de esos engranes que mueven el tiempo, tictac de mierda corazón.

¿CORAZÓN?

No, es, esa, roja, figura, espaciada, entre, latidos. Es la carne misma que se mueve entre el cuerpo ajeno como flotando en el campo enemigo después de la paz de una guerra nunca iniciada. Es la fuerza de mover cosas sin tocarlas ni pensarlas.

¿PENSARLAS?

No, está demás pensar en las palabras anteriores, basta con escribirlas una sola vez como para hacer relleno en el blanco vacío de hojas que necesitan mancharse para sonreir.

¿SONREIR?

Es lo que hacemos para obviar el resto, porque aunque pasen los azares, de esos que te golpean y te ries, o pasen tempestades, de esos que te cortan en la cara y te ries con más fuerza, sonreir se sobrepone a la tristeza como un show de debe continuar aún más allá del escenario final.

¿FINAL?
FINAL
¡FINAL!

Que remata, cierra o perfecciona algo.