Vamos a conversar seriamente imbécil. Tú no eres la otra mitad de mi personalidad ¿entendido?
Entonces ¿por qué me hablas?,
por qué te empeñas en negar
lo que no existe, lo que no tiene derecho a existir
ni tiene importancia para ti.
Porque me sigues diciendo cosas al oido, no levantes más palabras sobre mis escritos, no ves que son míos... no destruyas mis minutos sólo por sonreir unos segundos. No habites horas que hubieran sido mis más tranquilos días.
Estás hablando solo
y aún así crees que puedes convencerme
de que lo que haces
no es lo que quieres.
Eres tú el señor de las mentiras, el que de negro se mancha sólo para ocultarse de la noche, ocultando sus ojos tras lentes que no ayudan que veas mejor el mundo sino que te distorsionan la realidad, tal vez por tu capricho vano de ser único, tildando al resto de imperfectos.
Jajajajajjaaj
cómo ejecutas una condena
contra ti mismo
hijo de las mentiras.
No sigas hablando, mi mente está cerrando el paso, no tardarás mucho en mi interior pues eres la escoria de una mente que no supo separarse del pasado. La memoria de un ayer frustrado que ve en el hoy su posible venganza, sin darse cuenta que las derrotas no se ganan, sólo se aprenden, que los recuerdos no se cambian... sólo se olvidan.
Estás hablando sin saber,
crees que me impresionas con tus palabras
como si no supiera que son falacias
que riegas al viento para que el resto retroceda.
No seas más ignorante que yo
ni trates de evadir tu responsabilidad
cuando la sangre llegue al piso
tú serás el que quede hablando.
Yo ya me habré ido.
¿Me crees un demente verdad? No soy yo el que porta el cuchillo de las mentiras, el paño húmedo de burlas. No soy el que sonríe detrás de los adioses, no soy el jodido ayer ¿ok?, ni el falso mañana. No soy nadie que creas que soy, ni siquiera soy tú. Porque yo soy sólo un momento. La otra parte de ti, la voz que te habla al oido, imbécil sin orgullo. ¿No te has dado cuenta quién está escribiendo?
¿Qué?... espera... ¿por qué soy yo el que escribo?
¿no eres tú el real y yo el imaginario?
no me engañas yobber falaz
tratando de culparme de tus actos.
Jajajaj, qué pasó con la seguridad de tus palabras al parecer se perdieron detrás del anonimato que te permite el abstracto. Tú eres el escritor, el que porta el puñal de las letras y yo soy el que te dicta las palabras, tu humilde imaginación. El yobber que observa como estás malogrando todo.
Calla. No entiendo cómo has logrado
cambiarme la perpectiva,
pero si soy el dueño de esta hoja
entonz eliminaré tus palabras.
Para ahora escribir el final que va de acuerdo a la razón. Porque no me estoy volviendo loco. Es solo de madrugada. No ono kaodadkpaalkdn, no me domina el abstracto. Es solo que he recordado que estoy hablando solo. ¿Quieres hablar conmigo?. Vamos a hablar seriamente.
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