Si el contacto con gatos puede ser perjudicial para las personas asmáticas, la convivencia con humanos también puede agravar el asma de los gatos. Un estudio de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) defiende que el humo de tabaco, el polvo de los hogares e incluso los restos de cabello y células muertas que se desprenden de nuestro cuerpo pueden empeorar los síntomas de los felinos.
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